Page 343 - El Jugador - Iain M. Banks
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mezcla de vacío y mareo era mucho más aguda e
inquietante que cualquiera de las sensaciones que había
experimentado hasta entonces.
Lo único que alivió su tensión fue el descubrimiento
de que Flere‐Imsaho no podría estar presente en la sala
durante la competición. Las autoridades imperiales le
habían negado el permiso de entrada y la unidad tendría
que esperar fuera. Su aparatosa exhibición de ruidosa y
chisporroteante tosquedad no había bastado para
convencerlas de que no pudiera ayudar de alguna forma
a Gurgeh durante el juego. La unidad fue acompañada
hasta un pequeño pabellón contiguo a la sala que
compartiría con los guardias imperiales destacados como
servicio de seguridad.
Flere‐Imsaho protestó vehementemente.
Gurgeh fue presentado a los otros nueve jugadores de
su ronda. En teoría todos habían sido escogidos al azar.
Los jugadores le saludaron con bastante cordialidad,
aunque uno de ellos ‐‐un novicio de la clase sacerdotal del
Imperio‐‐ no le dirigió la palabra y sólo reconoció su
presencia con un seco asentimiento de cabeza.
La ronda empezó con una partida secundaria de cartas
y estrategia. Gurgeh jugó con mucha cautela y fue
perdiendo cartas y puntos para averiguar las manos de
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