Page 342 - El Jugador - Iain M. Banks
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optimismo  que  había  sido  lo  bastante  afortunado  para

            que la lotería estatal le adjudicara un puesto en los juegos


            junto al mismísimo Nicosar, hasta las doce mil personas

            que despertaron y se enfrentaron al nuevo día sabiendo

            que a partir de aquel momento sus vidas podían cambiar


            para  siempre  de  la  forma  más  absoluta,  ya  fuese  para

            mejorar o para empeorar.

                  Toda la ciudad hervía con la fiebre del juego que se


            apoderaba de ella cada seis años. Groasnachek rebosaba

            de  jugadores,  acompañantes,  consejeros  y  asesores,

            mentores  de  los  colegios,  parientes  y  amistades,

            representantes  de  la  prensa  y  servicios  de  noticias  del


            Imperio y delegaciones de las colonias y dominios que

            habían acudido a la capital para observar cómo se decidía

            el curso futuro de la historia imperial.

                  La euforia inicial no tardó en desvanecerse y cuando


            llegaron  al  edificio  donde  se  celebrarían  los  juegos

            Gurgeh descubrió que le temblaban las manos. Entró en

            la gran sala de paredes blancas y suelo de madera que


            resonaba  con  el  eco  de  los  pasos  y  una  desagradable

            sensación de vacío y de estar mareado pareció emanar de

            su  vientre  e  ir  extendiéndose  por  todo  su  cuerpo.  La


            sensación era muy distinta a la mezcla de tensión y júbilo

            que solía experimentar antes de una partida. La extraña






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