Page 704 - El Jugador - Iain M. Banks
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lo que necesitaba.
El salón estaba lleno. Los guardias cerraron las
puertas. El Adjudicador lanzó una mirada llena de
resentimiento e irritación al coronel de la Guardia que
seguía hablando con Nicosar y el coronel movió la cabeza
en un asentimiento casi imperceptible. El Adjudicador
anunció la reanudación de la partida.
Nicosar hizo un par de movimientos que no parecían
poseer ninguna lógica. Gurgeh no tenía ni idea de lo que
pretendía conseguir con ellos. Debía estar intentando
conseguir algo, pero... ¿El qué? Fuera el que fuese, su
objetivo no parecía tener ninguna relación con el ganar la
partida. Intentó atraer la atención de Nicosar, pero el
ápice se negaba tozudamente a mirarle a los ojos. Gurgeh
se pasó la mano por los labios y la mejilla, y sintió los
cortes que le habían hecho los anillos. «Me he vuelto
invisible», pensó.
La tormenta que rugía en el exterior hacía oscilar los
arbustos cenicientos. Sus hojas se habían desplegado
hasta alcanzar la máxima longitud posible, y las ráfagas
de viento hacían que parecieran confundirse entre sí
hasta formar una masa indistinta, un gigantesco
organismo amarillo que temblaba y se agazapaba junto a
las murallas del castillo. Gurgeh se dio cuenta de que los
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