Page 88 - El Jugador - Iain M. Banks
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mesa sin mirarla, por lo que ni el señor Dreltram ni él
tenían ni la más mínima idea de dónde se encontraba la
pieza. Quizá estuviera en una posición ilegal, lo cual
podía hacerle perder la partida o (y eso era menos
probable) en un lugar de gran utilidad estratégica situado
dentro del territorio de su oponente. Gurgeh utilizaba ese
pequeño truco siempre que jugaba una partida con
alguien a quien no consideraba un profesional. Aparte de
proporcionar a su oponente un margen de ventaja que
probablemente le hacía mucha falta, servía para que la
partida resultase mucho más interesante y menos
predecible y añadía un poco más de emoción al desarrollo
del juego.
Pensó que ya iba siendo hora de que averiguara dónde
estaba su pieza oculta, no sólo por curiosidad sino porque
el límite de ochenta movimientos que se habían fijado
como momento en el que era obligatorio revelar la
posición de la pieza ya no tardaría en llegar.
Empezó a buscarla, pero no podía ver la tarjeta donde
había registrado las coordenadas de su pieza oculta. Sus
ojos recorrieron el desorden de cartas y tarjetas de
cerámica que cubrían la mesa. El señor Dreltram era un
jugador bastante desordenado. Sus cartas, tarjetas y
piezas por usar o eliminadas estaban dispersas por
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