Page 227 - La Nave - Tomas Salvador
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escapaban.  Por  todo  ello,  Sad  era  la  que  debía


            trabajar  más.  Él decía:  «Dale  otra  vuelta»,  o bien:


            «Más alto, Sad», o mejor: «Más cerca de la luz, pero


            sin taparla.» Y ella lo hacía.



               La cantidad de símbolos que tenía guardados Ylus


            era impresionante. En realidad, la opinión de ambos


            difería  en  cuanto  a  la  apreciación  de  un  símbolo;


            para  Ylus,  eran  enviados  por  el  Señor  de  los



            Símbolos;  él,  sin  descartar  la  posibilidad  de  que


            algunos lo fueran, lo que buscaba era la huella de


            los  antepasados.  Sabía  que  los  trajes,  robots,


            estatuas o representaciones de la figura, los cables y


            cuerdas,  las  reproducciones  sin  volumen,  eran


            objetos que habían servido a los antepasados. Desde


            este punto de vista, bastaba encontrar un pedazo de



            goma  en  una  calle,  o  una  rueda  dentada  en  una


            cámara, para entender que eran objetos que habían


            tenido utilidad en la Nave. Y por extensión, la Nave


            misma era un cuerpo inagotable de símbolos. Por


            consiguiente,  se  imponía  un  tamiz  más  estrecho


            para apreciar las cosas que además de ser cuerpo de


            la Nave, podían dar un significado de lo perdido.


            Naturalmente,  bastaba  mirar  con  ojos  curiosos  el


            conjunto  de  materiales  que  informaban  la



            estructura de la Nave para volverse loco buscando


            su  significado.  Todo  había  sido  creado  con


            anterioridad,  y,  realmente,  todo  era  viejo,  incluso





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