Page 228 - La Nave - Tomas Salvador
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para  el  uso  cotidiano.  El  que  la  curiosidad  y  la


            nueva  perspectiva  les  dieran  unos  nuevos


            contornos no impedía que fuesen desconocidos en


            cuanto a su estructura y significado objetivo.



               Se  veía  obligado  a  un  trabajo  mental  enorme.


            Necesitaba una triple dimensión. Cada objeto, cada


            símbolo  que  decía  Ylus,  requería  un  sistema  de


            coordenadas  para  su  triangulación  (como  había



            aprendido en el Libro que los antepasados medían


            la situación de las estrellas); primero necesitaba ver


            y reconocer el objeto; segundo, buscar el punto de


            apoyo  del  Libro  para  determinar  su  oportunidad


            histórica; tercero, y en caso de haber conseguido los


            datos anteriores, apreciar su utilidad.



               Verdaderamente, no lo consiguió en ninguno. Era


            deprimente reconocerlo, pero no podía engañarse a


            sí  mismo.  Tal  sucedió,  por  ejemplo,  con  unos


            símbolos que Ylus extrajo de una caja. El corazón le



            dio un salto en el pecho. ¡Eran papeles! No podía


            tocarlos  reconocerlos  al  tacto,  pero  no  había


            conocido  en  la Nave ningún  metal tan  delgado  y


            flexible, o ninguna tela tan rígida y característica.


            ¡Eran            papeles               y       estaban               grabados                con


            reproducciones y letras!



               Reprimió como pudo su emoción. Trabajando su


            segunda  coordenada  recordó  una  anotación  del


            cronista  de  la  Nueva  Generación,  que  decía:  Y




                                                                                                           228
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