Page 332 - La Nave - Tomas Salvador
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Pasaré por las rampas y me seguirán los niños;
querré estar silencioso y me dirán que hable;
querré dormir y seré responsable del niño que es
mordido
por esos animales de las simas oscuras. No seré
el mismo, Sad, entiende. ¿Qué me darán a cambio?
Según les afirme o niegue, vendrán conmigo o se
irán.
Pero eso será más tarde. «Hagámosle Navarca»,
gritaron
para honrarme. Y estoy honrado, cierto; pero el
peso
ya siento de mi propia importancia. Yo soy un
hombre,
Sad, igual que todos ellos. Necesito reír y amar,
saberme confundido, tener tiempo y pasillos
delante
de mis piernas. Quiero tener amigos, no
servidores;
amada, no concubinas. Decir una palabra y que no
sea
la última; ni la mejor, ni la más recia. Todo lo tenía
y todo lo he perdido. Por eso lloro contigo ahora.
Déjame despedirme de las cosas sencillas, de ti,
de mí mismo. Mañana lo haré mejor. Estaré
contento
y vano, seré importante y sabio. Las familias han
hablado y han elegido Navarca. El hecho es cierto
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