Page 331 - La Nave - Tomas Salvador
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—Lo haré si lo deseas, ¡ oh, amado, sin caricias!


            No quiero luces, ni comprender pretendo. Habla


            si quieres o quédate callado. Nada te pido.


            Temo por ti, lo que tú temes, y voy a defenderte,


            pues siempre fue más caro vencer a dos que a uno.



            Habla y confía, Ten mi calor. Nada más tengo.


               Así dijo la hembra, hija de Ylus, Sad la triste.


            Callados ambos, oían a lo lejos el canto de los



            hombres.



               —Escucha, Sad. No fueron las mujeres al consejo


            y no sabrás la historia. Soy Navarca. ¿Lo sabes?


            ¡Ah, mujeres! Y hasta es posible que a ti también


            te hayan mirado lo mismo que lo hicieron contigo


            los varones. Lo que acaso no comprendas es la


            causa


            de mi miedo ahora que me hicieron amado y


            poderoso.


            Atiende, Sad, escucha mi querella. Soy padre de



            las


            tribus y todo lo he ganado perdiéndome a mí


            mismo.


            Ya nada será igual. Ya nunca estaré solo. Habré de


            compartir


            mi soledad, mi tiempo y mi palabra. No podré


            verter



            mi sangre en locas escapadas y hacer cosas


            sencillas.




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