Page 329 - La Nave - Tomas Salvador
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Si nos lleva adelante, si nos mantiene unidos,
curiosos y alados, yo digo: «Hagámosle Navarca.»
Así dijo, y calló, entregando una rueda.
Y Brisco, el calvo y divertido amigo del placer,
cantó:
—Sabéis el signo de mis hijos. No riáis,
hermanos,
que es razón poderosa la razón del instinto.
Mi familia es amor, y amor es cercanía. Nosotros
no reñimos. Y con voz del amor os digo la verdad:
Shim es amor. Tal es la mueca de sus tiernas encías
y el pasmo de sus ojos. Voto: «Hagámosle
Navarca.»
Y, bebiendo en su taza, calló, anunciando su
dicha.
E Ylus de nuevo salió para hacer la pregunta,
por todos ya esperada, por todos ya entendida:
—Los padres de familias han hablado. ¿Qué
decís?
Vosotros, hijos de la sangre, ¿qué decís? ¿Qué
decís?
Y el pueblo gritó: «¡Navarca! ¡Hagámosle
Navarca!»
Los padres de familias vinieron al nombrado,
al Shim prudente y triste que callado se había.
Limpiaron sus vestidos, enjugaron su llanto
y dieron sus ofrendas. Era Navarca y sufría.
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