Page 441 - Triton - Samuel R. Delany
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callejón cuando todo ocurrió muy aprisa: Primero se
derrumbó de rodillas, luego cayó de bruces sobre su
rostro, pero no fue una caída normal. Fue como si él fuera
de metal, y un imán, conectado bruscamente debajo de
él, lo hubiera atraído. Al mismo tiempo, toda la pared de
su derecha del callejón, y parte de la de la izquierda, se
derramaron ‐o más bien se precipitaron‐ sobre él.
Bron frunció los ojos. Su pelo restalló en su cabeza. La
capa de Lawrence azotó hacia atrás, luego hacia delante,
sus piernas, arrastrando con ella al hombre unos cuantos
pasos. Bron tuvo que inclinarse contra el repentino
viento para evitar ser empujado.
Al cabo de un segundo o así el polvo, que hasta
entonces sólo había creado ondulaciones bajas y
redondeadas, densas y movientes como el agua, se alzó
de pronto, girando, como si —bueno, no «como si», se
dio cuenta Bron: eso era realmente lo que ocurría— se
hubiera convertido en cientos de veces más ligero;
mucho más ligero que el polvo.
El callejón estaba recubierto ahora por tres metros de
cascotes.
El polvo derivó.
Bron miró a Lawrence (que tosió), al edificio de
Audri, al callejón, al edificio, a Lawrence.
—Supongo que no hay nadie dentro —dijo, cuando el
polvo hubo pasado. Luego, dándose cuenta que aquello
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