Page 47 - Triton - Samuel R. Delany
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grabadora, luego se apresuró tras los otros.

                —Y  toda  la  producción—dijo  ahora  la  guitarrista


           (¿Charo?)  desde  un  rincón—  fue  concebida,  escrita,

           producida y dirigida por la Púa. —La guitarrista sonrió.

                La Púa sonrió también.


                —Gracias de nuevo... —Y, con un brazo en torno al

           hombro de la guitarrista, desaparecieron por la esquina.


                —¡Fue estupendo! —gritó él tras ellas—. Realmente

           fue... —Miró a su alrededor a la vacía plaza, a la pared

           llena de carteles, a las otras calles. ¿Por qué lado había


           venido?  La  emoción  contra  la  que  Bron  había  estado

           luchando volvió a surgir de pronto. No gritó: ¡No...!En

           vez de ello se dirigió hacia el bajo arco y se metió por el


           callejón.

                Había  girado  ya  en  dos  intersecciones  cuando  su

           mente  fue  arrancada  bruscamente  de  lo  que  estaba


           haciendo por la desastrada figura que, a treinta metros

           frente a él, cruzó de una a otra esquina, le miró el ojo; las


           cadenas; el pecho hundido; las altas luces regularmente

           espaciadas convirtieron en una burlona sonrisa roja su

           velludo  pecho;  esta  vez  era  el  hombre/gorila  y


           desapareció.

                En la esquina, Bron miró pero no pudo verle. ¿Acaso


           las Bestias Silenciosas, se preguntó de pronto, formaban

           parte  también  de  la  charada?  De  alguna  forma,  la

           posibilidad  era  abrumadora.  ¿Recorrer  el  n‐r  hasta




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