Page 44 - Triton - Samuel R. Delany
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se agitaron de nuevo en una suave risa—. En realidad,
eres el público más apreciativo que hemos tenido
últimamente. —Miró a su alrededor—. Creo que todos
estarán de acuerdo en eso...
—¡Por supuesto que sí! —exclamó un hombre
acuclillado delante del bidón. Se agarró a su borde, tiró
de él. El bidón se abrió. El acróbata, al otro lado, cogió
otra mitad, tiró de algo y ‐¡clanc!, ¡paf! ¡clunc!‐ todo el
artilugio se dobló hasta adquirir una forma que los dos
hombres alzaron y transportaron hacia un callejón.
La trepadora de la cuerda había desaparecido: el
extremo de la cuerda, agitándose locamente, ascendió,
ascendió, ascendió hacia la oscuridad...
—Espero que no te haya importado la droga.
...y desapareció.
La mujer mostró de nuevo su palma con el círculo de
metal.
—Es sólo el más suave de los psicodélicos..., se
absorbe a través de la piel. Y lleva incorporado un
comprobante alérgico por si acaso fueras...
—Oh, no importa —protestó él—. Celusina, estoy
familiarizado con ella. Quiero decir, sé que...
—Sólo dura unos segundos —dijo ella—. Proporciona
a la audiencia un mejor acceso a los parámetros estéticos
en torno a los cuales nosotros... —su mirada era
interrogadora— ¿... trabajamos?
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