Page 1022 - Anatema - Neal Stephenson
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—¿Cambiado su materia?
—Sí. Alterando localmente las leyes y constantes de la
naturaleza.
—¿Eso es plausible?
—Un sistema de propulsión así se concibió hace dos mil
años, aquí mismo, en Tredegarh —dijo Moyra—. Lo
comenté la semana pasada. La idea cobró fuerza hace unos
días. Por tanto, es todo culpa mía.
—La idea no habría cobrado fuerza de no haber tantas
personas inquietas y conmocionadas por la posibilidad de
otros argumentos —anunció fra Jad—. Ansiaban una
explicación que no las obligase a adoptar una nueva forma
de pensar y se olvidaron del Rastrillo.
—Muy elocuente, fra Jad —dijo mi decán—. Un buen
ejemplo de las corrientes ocultas que a menudo impulsan
lo que pretendemos que es un discurso teorético racional.
Fra Jad miró a Lodoghir de un modo difícil de
interpretar… pero no amigable.
Tiraron de mí. Había aprendido a reconocer a Emman al
otro lado de la cuerda. Y, efectivamente, me abordó en
cuanto entré en la cocina.
—En el mobe, cuando nos vayamos a casa, lo primero
que me dirá Madame Secretaria es que busque un modo
de meterme en el Lucub adecuado.
—Entonces has acudido al tipo equivocado —dije—. He
estado en cuarentena hasta esta mañana.
—Es por eso que eres perfecto: vas a entrar en el mercado.
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