Page 492 - Anatema - Neal Stephenson
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abejas  y  yo  de  las  hierbas.  Para  entones,  la  caballería


          sarthiana había penetrado hasta el fondo de las llanuras

          de  Thrania  y  hecho  cuña  entre  las  legiones  cuarta  y

          trigésima tercera del general Oxas. Así que no tuvo nada


          de sorprendente que Arsibalt y yo nos encontrásemos. En

          nuestra latitud, en esa época del año, los días eran muy

          largos y todavía quedaba algo de luz a pesar de que la cena


          se había servido hacía horas.

            —¿Qué te ronda la cabeza? —le pregunté.

            —Tú estás esforzándote en las salas de tiza con los otros


          edharianos,  intentando  deducir  la  teorética  de  la  nave

          alienígena —dijo—, teorética que los alienígenas debieron


          dominar  hace  mucho  tiempo,  para  poder  construirla  y

          lanzarla entre las estrellas. Mi pregunta es: ¿son la misma

          teorética?


            —¿Quieres decir la nuestra y la de los alienígenas?

            —Sí. Veo manchas de tiza en tu paño, fra Erasmas, de las


          ecuaciones  que  escribías  después  de  la  cena.  ¿Algún

          alienígena  de  dos  cabezas  y  ocho  brazos  escribió  las

          mismas  ecuaciones  en  el  equivalente  de  una  pizarra  de


          otro planeta, hace mil años?

            —Estoy convencido de que los alienígenas emplean otra

          notación —dije.


            —¡Evidente! —ladró.

            —Pareces Ala.

            —Quizás  ellos  empleen  un  pequeño  cuadrado  para


          representar la multiplicación y un círculo para la división,



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