Page 497 - Anatema - Neal Stephenson
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tanto nos hicimos una muy buena idea de la procedencia


          de la luz.

            Y  por  supuesto,  yo  tenía  una  ventaja  injusta,  porque

          conocía el plano de la órbita de la nave alienígena: frente


          a  qué  estrellas  fijas  pasaría.  Alcé  el  paño  con  la  mano,

          formando una pantalla para bloquear la mayor parte de la

          luz del risco. Mis ojos se habituaron a la oscuridad, hasta


          el punto de que pude ver de nuevo las estrellas.

            Y allí estaba, recorriendo el cielo, justo donde sabía que

          estaría:  un  punto  de  luz  roja  rodeado  de  un  nimbo


          provocado por el paso del rayo a través de la atmósfera.

          Señalé.  Otros  que  me  rodeaban  me  vieron  y  también


          dieron con él. El prado se quedó tan silencioso como la Seo

          durante un Anatema.

            La estrella fugaz parpadeó y desapareció. El resplandor


          rojo se esfumó. Se oyeron aplausos en el prado, pero eran

          tentativos.  Nerviosos.  Murieron  antes  de  empezar  en


          serio.

            —Me  siento  como  un  tonto  —dijo  Arsibalt.  Se  volvió

          para mirarme—. Cuando pienso en todas las cosas que he


          temido  en  esta  vida  y  de  las  que  me  he  preocupado…

          Ahora tengo claro que temía las cosas equivocadas.




            Llamaron a Voco a las tres de la mañana.

            A  nadie  le  importó  la  hora.  De  todas  formas,  nadie

          dormía.  La  gente  apareció  despacio  y  tarde,  porque







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