Page 487 - Anatema - Neal Stephenson
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—Midamos al menos el ángulo —dije—. Viene de una


          dirección.  Ésa  es  su  órbita  inicial.  Cuando  dispara  esas

          bombas, va trazando una curva hasta tomar otra dirección.

          Ésa  es  su  órbita  final.  Al  menos  podríamos  medir  el


          ángulo.

            Así lo hicimos. La respuesta fue algo como un cuarto de

          π: cuarenta y cinco grados.


            —Por tanto, si asumimos que partió de una órbita polar,

          entonces cuando finalizó esta maniobra se encontraba en

          una nueva órbita, aproximadamente a medio camino entre


          la polar y la ecuatorial —dijo Lio.

            —¿Y para qué crees que lo hicieron? —pregunté, ya que


          Lio  sabía  mucho  más  sobre  sistemas  de  armamento

          exoatmosférico que cualquiera de los presentes.

            —Si  marcas  la  órbita  sobre  un  globo  o  un  mapa  del


          mundo, bien, nunca ascenderá por encima de los cuarenta

          y  cinco  grados  de  latitud  en  tal  órbita.  Se  moverá


          siguiendo una onda sinusoidal entre los cuarenta y cinco

          grados norte y los cuarenta y cinco grados sur.

            —Donde vive el noventa y nueve por ciento de la gente


          —comentó Tulia.

            —Lo  que  ya  sabían,  puesto  que  han  tenido  tiempo  de

          preparar mapas de todas las pulgadas cuadradas de Arbre


          —nos recordó Arsibalt.

            —Han  terminado  la  fase  uno:  reconocimiento  —

          concluyó  Lio—,  y  ayer  iniciaron  la  fase  dos:  que  es…


          ¿quién sabe?



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