Page 209 - Las Estrellas Mi Destino - Alfred Bester
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tiendas. Las cocinas comenzaron a humear y el campo se
llenó con el olor de fritos, guisos y horneados. La policía
privada de Fourmyle ya estaba trabajando, patrullando los
cuatro acres, manteniendo lejos a la gran masa de
espectadores.
Entonces, en avión, en coche, en autobús, en camión, en
bicicleta o jaunteando, llegó la corte de Fourmyle.
Bibliotecarios y libros, científicos y laboratorios, filósofos,
poetas, atletas. Se dispusieron armerías con espadas y
sables, dojos de judo y un cuadrilátero de boxeo. Se hundió
en el suelo una piscina de veinte metros y fue llenada
bombeando agua del lago. Se inició un interesante
altercado entre dos musculosos atletas acerca de si dicha
piscina debía ser caldeada para poder nadar o congelada
para poder patinar.
Llegaron músicos, actores, juglares y acróbatas. El ruido se
hizo ensordecedor. Un equipo de mecánicos construyó un
foso de reparaciones y comenzaron a revisar la colección de
antiguas cosechadoras diesel de Fourmyle. Por último
llegaron los seguidores del campo: esposas, hijas, amantes,
prostitutas, mendigos, tahúres y tramposos. A media
mañana el rugido del circo podía ser oído desde bien lejos.
Al mediodía, Fourmyle de Ceres llegó en una demostración
de medios de transporte conspicuos tan extraña que se
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