Page 217 - Las Estrellas Mi Destino - Alfred Bester
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excitadas para emitir una suave luz. Miró hacia abajo y dos
pálidos rayos iluminaron el cadáver de un hombre.
El cuerpo yacía en el apartamento de debajo del piso de
Robin Wednesbury. Lo habían destripado. Foyle miró
hacia arriba. Encima de él se veía un agujero de tres metros
en donde había estado el suelo de la sala de estar de Robin.
Todo el edificio hedía a fuego, humo y putrefacción.
—Asaltado —dijo Foyle suavemente—. Este lugar ha sido
asaltado. ¿Qué pasó?
La edad del jaunteo había cristalizado a los vagabundos de
todo el mundo en una nueva clase. Seguían a la noche del
este al oeste, siempre en la oscuridad, siempre buscando
qué robar, los restos de un desastre, la carroña. Si un
terremoto destruía un almacén, ellos lo asaltaban a la noche
siguiente. Si un fuego abría una casa o una explosión
inutilizaba las defensas de una tienda, ellos jaunteaban
dentro y la desvalijaban. Se llamaban asaltjaunteantes.
Eran chacales.
Foyle subió por entre los restos al corredor del piso de
arriba. Los asaltjaunteantes estaban allí acampados. Todo
un buey se cocinaba sobre un fuego que chisporroteaba
hasta el cielo a través de un agujero en el techo. Había una
docena de hombres y tres mujeres rodeando el fuego,
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