Page 215 - Las Estrellas Mi Destino - Alfred Bester
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contemplándose mientras tanto el rostro. Al cabo de un
minuto todavía estaba sin teñir. Continuó aguantando la
respiración, manteniendo rígido control sobre pulso y
músculos, dominando el esfuerzo con una calma acerada.
A los dos minutos y veinte segundos apareció el estigma,
rojo sanguinolento. Foyle dejó escapar el aliento. Su
máscara de tigre desapareció.
—Mejor —murmuró—. Mucho mejor. El viejo fakir tenía
razón. La respuesta está en el yoga: control. Pulso,
respiración, tripas, cerebro.
Se desnudó y contempló su cuerpo. Estaba en una
magnífica condición, pero su piel aún mostraba delicados
hilos plateados en una red que iba de su cuello a los
tobillos. Parecía como si alguien hubiera grabado la silueta
de un sistema nervioso en la piel de Foyle. Los hilos
plateados eran las cicatrices de una operación que todavía
no habían desaparecido.
Esta operación le había costado a Foyle doscientos mil
créditos de soborno al cirujano jefe de la Brigada de
Comandos de Marte, y lo había transformado en una
extraordinaria máquina combativa. Cada plexo nervioso
había sido reconstruido, se le habían injertado en los
músculos y huesos microscópicos transistores y
transformadores, y un diminuto enchufe de platino
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