Page 310 - Las Estrellas Mi Destino - Alfred Bester
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Reconoció a Foyle, recordó lo que había tratado de olvidar,

           chilló y cayó de rodillas. Comenzó a llorar.



           —Así está mejor —le dijo Foyle—. Es usted excelente en las

           huidas,  ¿no  es  así?  Primero  suicidio.  Ahora  esto.  ¿Qué

           vendrá luego?




           —Vayase.


           —Probablemente la religión. Ya me la imagino uniéndose


           a una secta de los sótanos con consignas tales como Pax

           Vobiscum. Contrabandeando Biblias y sufriendo martirio

           por la fe. ¿Es que no puede enfrentarse con nada?



           —¿Usted jamás huye?



           —Nunca. La huida es para los tarados. Neuróticos.



           —Neuróticos. La palabra favorita de los recién educados.


           Es usted tan educado, ¿no? Tan estable. Tan seguro de sí

           mismo. Ha estado huyendo toda su vida.



           —¿Yo? Nunca. He estado persiguiendo toda mi vida.



           —Ha  estado  huyendo.  ¿No  ha  oído  hablar  nunca  de  la

           Huida—Ataque?  El  escapar  de  la  realidad  atacándola...


           negándola... destruyéndola. Esto es lo que usted ha estado

           haciendo.







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