Page 130 - El Planeta Prohibido - Stuart W J
P. 130
aparezco. Ustedes están en puntos fijos, yo voy a recorrer.
Se limitó a asentir con la cabeza y se puso en marcha. El
bueno y viejo doctor. Por un instante, no pude menos que
pensar a cuántos otros médicos militares les hubiera
confiado yo una misión como aquélla. Luego, dijo Jerry:
—¿Qué pasa conmigo? —y le expliqué. Tenía que ir
hacia atrás, derecho, por el camino. Luego, internarse entre
los árboles del bosquecillo hasta dar con un lugar desde
donde se podía ver el frente de la casa. Y las mismas
instrucciones que al doctor.
Me sonrió.
—¿Cómo debo considerar al tigre? —preguntó—.
¿Cómo “verdadera” dificultad?
Tuve que sonreír a mi vez. Había algo en él, después de
todo, que lo justificaba.
—¡Oh, no! —le contesté—. Déle un terrón de azúcar.
Rásquele las orejas.
—Hipnotizarlo, ¿eh? —dijo y echó a andar.
Lo observé cómo aprovechaba las sombras que
encontraba para ocultarse. Y no se le hubiese oído ni con un
auriscopio: era hombre adecuado para tener con uno, en
esta clase de emergencia.
Esperé hasta no ver indicie alguno de él ni del doctor.
Luego, esperé un poco más, hasta estar seguro de que ya
estarían colocados en sus puestos de observación. Entonces,
130

