Page 158 - El Planeta Prohibido - Stuart W J
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—Es como un rombo convencional —dijo el doctor— al

         que se le hubieran cercenado los dos tercios de abaje.

                Era una forma horrible, disparatada. El mirarla no más

         me causó una sensación de miedo. La verdadera puerta que


         enmarcaba  tenía  el  mismo  color  neutro  la  mampostería,

         pero  al  tocarla  comprobamos  que  era  metálica.  No  la

         pudimos  mover  y  tampoco  encontramos  controlador

         alguno para hacerlo, por ningún lado.


                Nos acercamos hasta el escritorio. Volvimos la vista a la

         puerta y el doctor dijo:

                —Una  vez  que  la  consigamos  trasponer,  hallaremos


         probablemente la respuesta a todos nuestros interrogantes.

                —¿Mis  altairianos?  ¿O  su  “Fuerza”?  —pregunté  yo,

         tratando de hacer un chiste, pero el doctor no me dedicó ni


         siquiera una sonrisa.

                —Quizás  ambas  cosas  —admitió—.  Y  mucho  más.

         Muchísimo más.

                Sacó un lápiz del bolsillo y, de una pila que había en la


         mesa, tomó una hoja de papel en blanco. Me pregunté para

         qué demonios sería.

                Comenzó a bosquejar algo. Primero, una puerta común;

         luego, un hombre entrando por ella.


                —Las puertas son funcionales —comentó—. Tienen que

         serlo,  por  más  que  uno  las  disfrace.  —Dibujó  después  la

         puerta triangular, bien al lado de la otra—. ¿A qué ser está





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