Page 8 - El Planeta Prohibido - Stuart W J
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la mayor parte de ellos eran experimentados hombres del
espacio, y no podía menos de preocuparme por lo que
serían sus vidas. ¡Imaginémonos que se enamoraran, por
ejemplo, y luego salieran en uno de sus viajes para, al
regreso, encontrar a la novia con el cabello cano y dentadura
postiza!
Fué tal modo de pensar el que al fin me hizo
comprenderlos. Formaban una clase nueva, de aventureros
separados del resto de la humanidad, como los aventureros
a la antigua usanza, se separaban deliberadamente, seguros
de que el resto de la humanidad agitaría pañuelos húmedos
de lágrimas, desde los muelles, al grito de: “¡Volved
pronto!”. En cambio, en el caso de estos muchachos, nadie
(en sentido personal, se entiende) deseaba que regresaran,
ni pronto ni nunca. Porque a nadie le gusta que le recuerden
cuán rápido se está aproximando a la tumba, especialmente
si quien se lo recuerda es alguien que debería ser tan viejo
como ellos, pero que, por alguna razón, no lo es…
Así que allí estaban: un puñado de jóvenes que
exteriormente eran como cualesquiera de los que uno puede
encontrar en las fuerzas armadas, pero endurecidos por
dentro en mayor grado que el que correspondía a sus años,
y que no estaban atados por lazos emocionales a nadie que
no fuera sus propios compañeros y su trabajo
extrahumano…
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