Page 153 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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otro lado del Interior y su dudoso horizonte
ocultos por la lluvia y las nubes.
Después de una larga inspección con las lentes
telescópicas, descubrí que la extensión de hierba
que me rodeaba estaba tan desnuda como había
supuesto. Un día —era luminoso y cálido— decidí
intentar llegar a la formación rocosa que he
mencionado, que era la única característica notable
en el horizonte marcado por la niebla incluso en
los días más claros. Puse algo de comida y agua en
una bolsa que improvisé con la chaqueta y
emprendí la marcha; llegué tan lejos como pude
antes de cansarme, y luego me tendí para intentar
dormir. Pero no podía hacerlo, no a la luz del Sol,
y después de unas pocas horas desistí. Caminé un
poco más, pero la formación rocosa no parecía
estar más cerca, y empecé a tener miedo al
alejarme de la plataforma. ¿Qué pasaría si me
agotaba o resultaba herido? No podría llamar a
Nebogipfel, y tendría que despedirme de
cualquier posibilidad de volver a mi época: de
hecho, moriría sobre la hierba como una gacela
herida. ¡Y todo por un paseo hasta un anónimo
montón de rocas!
Al sentirme como un tonto, me volví y regresé a la
plataforma.
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