Page 214 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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—Dígame. ¿Hoy es jueves?
—Ésa es una pregunta muy extraña.
Debería...
—¿Sí?
Levantó la vela y me miró a la cara. Estaba
tan fascinado conmigo —por su propia
persona apenas entrevista— que ignoró al
Morlock: ¡una criatura humanoide del lejano
futuro, apenas a dos yardas de él! Me
pregunté si no habría alguna torpe metáfora
escondida en aquella pequeña escena: ¿había
viajado en el tiempo sólo para buscarme a mí
mismo?
Pero no tenía tiempo para ironías, ¡y me sentí
algo avergonzado por haber. conjurado un
pensamiento tan literario!
—Es jueves, de hecho. O lo era, ahora
estamos en las primeras horas del viernes.
¿Qué pasa? ¿Y por qué no lo sabía? ¿Quién es
usted, señor?
—Le diré quién soy —dije—. Y —señalé al
Morlock, y los ojos de nuestro anfitrión se
abrieron— quién es ése. Y la razón de que no
esté seguro ni del día ni de la hora. Pero
primero, ¿podemos entrar? Me agradaría un
poco de su brandy.
Se quedó parado durante medio minuto, la
mecha de la vela ardiendo en su lago de cera;
y, lejano, oí el murmullo del Támesis al pasar
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