Page 481 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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abandoné con gran alivio el traje de pieles y
me vestí con el traje tropical ligero y
confortable de aquellos soldados que
viajaban en el tiempo. Me afeité, me lavé —
¡con agua tibia, limpia y jabonosa!— y me
lancé a una comida de carne de soja enlatada.
Y de noche, me tumbé seguro y en paz en un
jergón dé tela con una mosquitera, y con la
estructura poderosa de los Juggernauts a mi
alrededor.
Nebogipfel no se estableció en el
campamento. Aunque el que Gibson nos
descubriese provocó celebración —ya que el
propósito principal de la expedición había
sido el encontrarnos—, el Morlock pronto se
convirtió en el objeto de patente fascinación
de los soldados. Por lo tanto, el Morlock
volvió a nuestro campamento original a
orillas del mar.
No me opuse, porque sabía que estaba
deseoso de continuar con la construcción de
su aparato del tiempo; incluso cogió
prestadas herramientas de la Fuerza
Expedicionaria. Como recordaba su encuen‐
tro con el Pristichampus, insistí en que no
estuviese solo, sino que lo acompañase yo o
un soldado armado.
En lo que a mí respecta, después de un día o
dos me aburrí de descansar en aquel
campamento tan ajetreado —no soy un
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