Page 483 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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siglos— y ejercía de anfitriona de Nebogipfel
y mía.
Un día caminábamos los dos por el borde del
bosque, cerca de la costa. Bond se abrió paso
a través de la espesa vegetación. Cojeaba,
pero tenía el paso elegante y seguro. Me
describió los progresos de la guerra desde
1938.
—Había imaginado que la destrucción de las
Bóvedas representaría el fin de todo —dije—.
No entiendo... quiero decir: ¿por qué luchan
ahora?
—¿Quieres decir que debía haber sido el
final de la guerra? Oh, no. Supongo que ha
sido el final de la vida de ciudad por un
tiempo. La población ha sido muy castigada.
Pero tenemos los búnkers. Desde ahí se hace
la guerra ahora, y allí están las fábricas de
municiones y lo demás. No creo que sea un
siglo para las ciudades.
Recordé la barbarie que había visto en el
campo fuera de la Bóveda de Londres, e
intenté imaginar la vida en un refugio
permanente: conjuré una imagen de niños de
ojos vacíos que corrían por túneles oscuros, y
una población reducida por el miedo al
servilismo y el salvajismo.
—¿Y para qué es la guerra? —pregunté—.
Los frentes... el asalto de Europa...
Bond se encogió de hombros.
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