Page 487 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
P. 487
zaron una investigación arqueológica
intensiva de la zona. Se excavaron pozos...
—Dios del cielo —dije—. ¡Buscaban mis
huesos fosilizados!
—Y los de Nebogipfel. El razonamiento era
que si se encontraba algo anómalo, huesos o
herramientas, podríamos situaros razonable‐
mente bien por la posición en los estratos...
—¿Y los hubo? —Se calló de nuevo y tuve
que insistir. Hilary...
—Encontraron un cráneo.
—¿Humano?
—Más o menos. —Vaciló—. Pequeño y algo
deformado, situado en un estrato, cincuenta
millones de años anterior a cualquier resto
humano, y partido de un mordisco por la mitad.
Pequeño y deforme. ¡Comprendí que debía
ser el de Nebogipfel! ¿Podría ser el resultado
del encuentro con el Pristichampus pero en
una historia en la que Gibson no intervino?
¿Yacían mis huesos, rotos y convertidos en
piedra, en algún pozo vecino por descubrir?
Sentí un escalofrío a pesar del calor del sol en
cabeza y espalda. De pronto, aquel brillante
mundo del Paleoceno parecía difuso, una
transparencia; a través de la cual brillaba la
inmisericorde luz del tiempo.
—Así que detectaron nuestro rastro de
plattnerita y nos encontraron —dije—. Pero
487

