Page 491 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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antisépticos, ¡además de olores más
terrenales!, que...
Ella levantó las manos.
—Entiendo.
Salimos del agua y me sequé con la camisa.
Hilary cogió la pistola, pero dejamos las
botas en la playa, y paseamos por la orilla del
mar. Después de una docena de yardas vi las
marcas que indican la presencia de
Corbiculas, los numerosos bivalvos que
habitaban la playa. Nos echamos en el suelo;
le enseñé a coger aquellas criaturas. En pocos
minutos teníamos un buen montón; y los
bivalvos se secaban al sol a nuestro lado.
AL coger los bivalvos con la fascinación de
un niño, la cara de Hilary, con el pelo
aplastado por el agua, se iluminaba de placer
por aquel logro simple. Estábamos solos en
la playa —podíamos haber sido los dos
únicos humanos en el mundo del
Paleoceno— y podía sentir los pinchazos del
sudor en la cabeza, y la arena me raspaba la
espinilla. Todo estaba impregnado del calor
animal de la mujer a mi lado; como si los
mundos múltiples se hubiesen concentrado
en un solo momento de intensidad, en el
aquí y ahora.
Quería comunicarle algo de eso a Hilary.
—¿Sabes...?
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