Page 583 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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—Ésa es una posibilidad —dije, intentado
evitar mis estremecimientos—, pero
comparado con este maldito frío, suena como
un club de vacaciones... ¿Y el segundo de los
estados estables?
—La Tierra Blanca.
Cerró los ojos, y no me habló más.
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ABANDONO Y LLEGADA
No sé cuánto tiempo estuvimos tendidos allí,
encogidos en la base del coche del tiempo,
aferrándonos a lo que nos quedaba de calor
corporal.
Suponía que éramos el único fragmento de
vida que quedaba en el planeta,
exceptuando, quizás, algún liquen resistente
que colgaba de alguna roca congelada.
Me acerqué más a Nebogipfel y seguí
hablándole.
—Déjame dormir—susurró.
—No —respondí, tan contundente como
pude—. Los Morlocks no duermen.
—Yo sí. He pasado demasiado tiempo cerca
de los humanos.
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