Page 620 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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LA SALA DE BILLAR
Más tarde, Nebogipfel se unió a mí, en la
cámara que yo consideraba como la sala de
billar. Comió de un plato que contenía
comida parecida al queso.
Yo me senté, bastante malhumorado, en el
borde de la mesa de billar, moviendo la
única bola por la superficie. La bola iba a
mostrar un comportamiento anómalo. Yo
apuntaba a una de las troneras al otro lado
de la mesa; la mayoría de las veces acertaba,
y daba la vuelta para recuperarla de la
redecilla. Pero en ocasiones, el camino de la
bola quedaba alterado. Se producía un
temblor en medio de la superficie vacía —la
bola se meneaba, de forma extraña y con
demasiada rapidez para poder seguirla— y
entonces, normalmente, la bola seguía hacia
el destino que yo quería. Sin embargo, en
ocasiones, la bola se desviaba de forma
pronunciada del camino que yo pretendía, ¡y
en una ocasión, incluso volvió de la casi
invisible perturbación a mi mano!
—Nebogipfel, ¿viste eso? Es de lo más
extraño —dije—. No parece haber ninguna
obstrucción en medio de la mesa. Aun así, la
mitad de las veces algo impide el paso de la
bola. —Lo probé un par de veces para que lo
viera, y lo contempló con aire distraído.
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