Page 462 - Hijos del dios binario - David B Gil
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intermitentes vistazos a las luces que habitaban la
noche: las más próximas iluminaban tímidamente
el interior del habitáculo antes de quedar atrás,
otras titilaban débiles en la distancia, como estrellas
moribundas. Cuando se hartó de batallar con el
duermevela, abrió los ojos y apartó un poco la
manta con que se cubría. Unos generadores eólicos
erizaban la ondulada oscuridad de las colinas a su
alrededor, la luz roja de seguridad en lo alto de
cada torre parpadeaba con cada barrido de las
aspas.
—¿Por qué conduce? —preguntó dirigiéndose a
Daniel, sin apartar la vista de las torres blancas.
—Si conecto el navegador, respetará los límites
de velocidad y tardaremos mucho más en llegar.
Además, no tengo sueño.
—Eso no significa que no le haga falta dormir.
—No se preocupe. Por la mañana pararemos en
un hotel de carretera cerca de Barcelona.
Descansaremos y comeremos allí, y por la tarde
volveremos a ponernos en marcha.
—Genial, será como una segunda luna de miel
—murmuró Alicia mientras se masajeaba la frente.
—Oh, vamos. Su luna de miel no pudo ser tan
mala. Su marido me ha parecido un hombre
encantador.
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