Page 460 - Hijos del dios binario - David B Gil
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megacorporación que ha penetrado hasta la
médula del sistema. Cualquier huella digital que
deje los conducirá directamente hasta usted.
—Quiere decir que soy una fugitiva.
—Si le gusta el dramatismo, sí, podemos
llamarla así.
Daniel se internó en el pasillo mecánico que
unía la terminal con el edificio de aparcamientos.
Otros viajeros avanzaban por el corredor en
sentido contrario, distraídos con sus móviles o
charlando despreocupadamente mientras el pasillo
los arrastraba. Alicia se percató de que,
súbitamente, todas aquellas personas le parecían
dignas de desconfianza. Fuera, la noche resultaba
fría y ominosa, incluso amortiguada por el grueso
tubo de plexiglás que los rodeaba.
—¿Y usted? ¿No pueden seguirle a usted igual
que a mí?
—Ellos saben quién soy —reconoció Adelbert—
, pero utilizo una identidad falsa que ha costado
tiempo y dinero poner en pie. Podremos movernos
con relativa facilidad mientras viaje conmigo y no
tengamos que atravesar controles de identificación.
—Entonces, ¿qué nos queda? ¿Viajar por
carretera?
—Exacto. En otras circunstancias podríamos
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