Page 760 - Hijos del dios binario - David B Gil
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dolor que restallaba en sus cabezas. Pero Daniel
sabía que eran profesionales que no cometerían el
error de disparar a ciegas, así que pasó entre ellos
como una sombra de muerte, cercenando sus
gargantas y sus tendones, derramando su sangre y
sus vísceras. Quizás su técnica no fuera tan
elegante y silenciosa como la del doctor Hatsumi,
pero era eficaz.
Cuando hubo concluido, sacudió la hoja con un
golpe de muñeca, limpió el acero en la corva del
brazo flexionado y enfundó la espada. Ni una sola
bala había sido disparada, pero no pasaría mucho
tiempo antes de que alguien se preguntara por qué
no podían contactar con los hombres que habían
enviado allí abajo. Regresó a por Alicia y la ayudó
a ponerse en pie.
—Estamos solos. Vamos.
Ella estuvo a punto de preguntarle qué había
sucedido, pero los cuerpos desmadejados entre las
sombras y la pegajosa humedad bajo sus botas le
dieron una idea bastante aproximada. Daniel
deslizó los dedos entre las dos hojas de metal que
cubrían el hueco del ascensor y empujó hasta que
se abrieron. La cabina se encontraba por encima de
sus cabezas y ante ellos se abría una caída de unos
doce metros, suficiente para matarse si no se
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