Page 776 - Hijos del dios binario - David B Gil
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Interludio
El mundo real
Salgamos del camino —dijo Nicholas, y tiró del
brazo de su compañero hacia la arboleda.
—¿Por qué? —Eugene se desembarazó de la
mano que lo sujetaba—. Solo han pasado quince
minutos desde que hemos visto las luces. Seguro
que en el próximo repecho volveremos a tenerlas
delante, y si no nos desviamos, en una hora
habremos llegado a ese pueblo.
—No creo que sea un pueblo. Una aldea, como
mucho.
—¿Qué más da? Estamos cerca. Si nos metemos
entre los árboles nos perderemos.
—No tenemos tanto margen, Eugene. Vendrán
a por nosotros.
—Están ocupados desalojando St. Martha, ni
siquiera se habrán dado cuenta aún de que... —
Guardó silencio y levantó la cabeza hacia el cielo
nocturno, como si buscara algún tipo de señal—.
¿Oyes eso?
—No escucho nada —respondió Nicholas.
Pero al instante se arrepintió de sus palabras,
pues comenzó a percibir la vibración en la gravilla
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