Page 772 - Hijos del dios binario - David B Gil
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con Fenris, su opinión sí podría ser determinante.
—En estos momentos Clarice está cumpliendo
con otro cometido —terció Denga desde una
esquina de la habitación, sin levantar la vista de la
taza de café que estaba preparando—. Lo que sea
que debamos decidir, lo haremos los que estamos
aquí.
Kenzõ Inamura entrelazó los dedos sobre la
mesa y habló sin rodeos:
—Gracias a la señora Lagos, hemos podido
ubicar la caja de secretos de Rosesthein en Ginebra.
Y ahora tenemos la llave que puede abrir esa caja.
No soy un experto en espionaje industrial ni en
asalto informático, así que explíquenme qué nos
impide usar Llave Maestra para echar esa puerta
abajo.
—En primer lugar —dijo Daniel—, le puedo
asegurar que su amigo sabe desde hace horas que
Llave Maestra está en nuestro poder. Es probable
que ya hayan comenzado a trasladar toda la
información comprometida de los servidores de
Samaritain a otro punto.
—Quizás no —observó Denga, que se sentó a la
mesa con la taza humeante en una mano—.
Sabemos que, tras su ataque fallido desde Marsella,
se protegieron dejando offline sus servidores en
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