Page 780 - Hijos del dios binario - David B Gil
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—No te muevas, ni un solo paso —insistió, y se


           adentró en la corriente.


                  El  agua  apenas  le  llegaba  a  las  rodillas,  pero


           sería suficiente. Cruzó el arroyo y caminó hacia la



           arboleda  que  se  extendía  en  la  orilla  opuesta,


           adentrándose  en  la  espesura.  Al  cabo  de  unos


           instantes,  durante  los  que  Eugene  fue  incapaz  de


           respirar,  reapareció  caminando  de  espaldas,


           pisando sobre sus propias huellas hasta regresar al


           margen del riachuelo.


                  —Ven  —le  invitó  entonces  Nicholas,  con  los



           pies sumergidos.


                  Su amigo obedeció y ambos siguieron el curso


           del río caminando sobre el lecho de piedras sueltas,


           con  el  agua  helada  cada  vez  más  cerca  de  la


           cintura.  Sobre  sus  cabezas,  entre  la  arboleda  que


           dejaban  atrás,  las  voces  de  sus  perseguidores


           resonaban más próximas que nunca, pero Nicholas


           tenía  la  esperanza  de  que  si  avanzaban  un  buen


           rato a favor de la corriente terminarían por perder



           su rastro.


                  Más abajo el río se abría y la orilla se tornaba


           rocosa,  con  profundas  grietas  y  oquedades  que


           resquebrajaban  la  piedra  caliza.  Eugene  llamó  la


           atención  de  su  compañero  sobre  una  de  aquellas


           cuevas  y  ambos  abandonaron  el  agua  para




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