Page 777 - Hijos del dios binario - David B Gil
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bajo sus pies. Miró atrás y divisó unos faros
descendiendo por el camino que conducía a St.
Martha. Intercambiaron una mirada espantada y,
sin necesidad de mediar palabra, se precipitaron
hacia la espesura. Corrieron entre los árboles y
saltaron sobre las rocas, se arañaron con las ramas
bajas y tropezaron con las raíces, pero de algún
modo lograron no rodar por el suelo y siguieron
adelante, incluso apoyándose sobre las manos
desnudas cuando era necesario. Así continuaron,
corriendo a ciegas hasta que a Eugene le faltó el
resuello y tuvo que dejarse caer contra la corteza
helada de un roble.
—Vamos, tenemos que seguir —le instó
Nicholas desde la oscuridad.
Tan adentro en el bosque las ramas tejían una
urdimbre cerrada, y la luz de luna apenas calaba
hasta el suelo.
—Espera un momento —le rogó su compañero
con un hilo de voz—. No puedo más.
Nicholas regresó sobre sus pasos y lo obligó a
levantarse.
—Si no puedes correr, camina, pero no te
detengas.
Eugene asintió mientras comenzaba a arrastrar
los pies sobre la alfombra de hojarasca. Avanzaron
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