Page 782 - Hijos del dios binario - David B Gil
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podemos  ser  débiles  ahora.  Lo  mejor  es  guardar


           silencio y tratar de dormir.


                  Eugene  sabía  que  discutir  era  inútil,  así  que


           apoyó la cabeza contra el brazo de su compañero e



           intentó  conciliar  el  sueño.  Ambos  se  sumieron  en


           un  duermevela  incómodo  que  no  se  prolongó


           mucho, pues al cabo de unos minutos escucharon


           pasos en los alrededores. Abrieron los ojos, pero se


           mantuvieron  inmóviles,  al  resguardo  de  la


           oquedad  en  penumbras,  contemplando,  como  si


           aún fuera parte del sueño, la partida de búsqueda



           que caminaba por la orilla opuesta.


                  Avanzaban  en  silencio,  iluminando  con  sus


           linternas las rocas y la superficie del agua en busca


           de  algún  indicio  de  los  prófugos.  Durante  un


           momento  el  haz  de  luz  pasó  sobre  ellos,


           deslumbrándolos,  pero  ninguno  de  aquellos


           hombres  reparó  en  su  presencia,  tan  inmóviles  se


           hallaban bajo sus ropas cubiertas de barro. Por fin,


           los rastreadores pasaron de largo y ellos volvieron



           a cerrar los ojos, concentrados en los pasos que se


           alejaban río abajo.








                  Nicholas  y  Eugene  se  detuvieron  sobre  la


           calzada adoquinada, con la mirada fija en la puerta




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