Page 787 - Hijos del dios binario - David B Gil
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adolescentes  podrían  burlar  un  sistema  calculado


           para asfixiar cualquier atisbo de individualidad.


                  El  agente  de  seguridad  aplastó  sus  cabezas


           contra  la  barra  y  otro  se  dispuso  a  esposarles  las



           manos a la espalda.


                  —Eh, no es necesario tratarlos así —protestó el


           tabernero—. No son más que niños.


                  El que se acercaba con las esposas desplegó su


           arma y el arco fotovoltaico restalló frente al rostro


           del hombretón.


                  —Ha hecho lo que debía, no lo joda ahora —lo



           amenazó,  y  en  la  voz  del  agente  se  deslizaba  el


           deseo de que lo intentara.


                  Ni  el  propietario  del  local  ni  sus  clientes


           habituales  se  movieron  del  sitio,  pero  tampoco


           apartaron  la  mirada.  Hubo  alguien,  sin  embargo,


           que sí se puso en pie:


                  —No os vais a llevar a esos chavales a ningún


           lado —dijo la joven que bebía a solas en un rincón,


           mientras  se  aproximaba  a  aquel  que  había



           amenazado al propietario.


                  El  guardia  rio,  divertido  por  que  aquella


           muchacha de pelo rubio los desafiara, y mientras la


           observaba, se preguntó por qué no se había fijado


           antes en una tía así al bajar a beber a Ederney.


                  —¿De qué coño te ríes? —preguntó la mujer.




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