Page 788 - Hijos del dios binario - David B Gil
P. 788

Pero  antes  de  que  pudiera  responder,  ella  le


           reventó  la  jarra  de  cerveza  contra  su  estúpida


           sonrisa. El agente de Fenris se cubrió el rostro con


           una  mano  mientras  que,  con  la  otra,  intentaba



           alejarla  empuñando  el  arma  de  electroshock.  La


           joven se limitó a sujetar el antebrazo que esgrimía


           el bastón y a golpear con la palma de la mano en la


           base  del  codo.  La  articulación  se  quebró  con  un


           crujido y quedó doblada en un ángulo antinatural.


           El  aullido  de  dolor  retuvo  por  un  momento  el


           avance  del  resto  de  los  guardias,  que  ya  habían



           extendido  sus  bastones  y  se  disponían  a


           abalanzarse sobre ella.


                  Lo  que  siguió  a  continuación  fue  motivo  de


           tertulia  en  Ederney  durante  muchos  años.  Cada


           testigo contaría los hechos con sus propios matices


           y adiciones, pero más o menos todas las versiones


           coincidían  en  que  «una  tía  muy  buena»,  según  la


           describió  el  hijo  de  O’Hara,  que  se  había


           presentado unos días antes como una botánica que



           quería catalogar las hierbas de por allí, le dio una


           paliza  con  las  manos  desnudas  a  cinco  matones.


           Era  tan  rápida  que  la  perdías  en  un  parpadeo;


           rompió  rodillas  y  reventó  narices,  y  cuando


           aquellos  pobres  desgraciados  no  tenían  huesos  ni


           para sostenerse en pie, le dio una tarjeta al bueno




                                                                                                            788
   783   784   785   786   787   788   789   790   791   792   793