Page 793 - Hijos del dios binario - David B Gil
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la puerta, de sencillo cristal templado, una placa
rezaba «Fondation Samaritain». No fue eso, sin
embargo, lo que lo dejó sin aliento. Entre el grupo
de personas que sonreía a la cámara había un
rostro que le resultaba terriblemente familiar: un
hombre idéntico al propio Daniel, quizás unos
cinco años mayor que él, pero con la misma media
sonrisa que identificaba en sus propias fotos.
El móvil se iluminó sobre la mesa de roble y la
vibración consiguió arrancarlo de ese momento a
medio camino entre la ensoñación y la pesadilla.
Contestó de inmediato.
—Tenemos un nombre: Robert Kerner —dijo la
voz de Alicia al otro lado del hilo.
Se pasó la mano por la nuca. Había llegado el
momento.
—Muy bien, pongámonos en marcha.
No hubo despedida. Sobre la marcha, Daniel
llamó a Solomon Denga:
—Alicia tiene el nombre. Hagamos nuestra
parte, y asegúrese de que nos están esperando —
indicó Daniel, sin apartar la mirada de aquella foto
que le devolvía su propio reflejo a través de las
décadas.
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