Page 800 - Hijos del dios binario - David B Gil
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su oído.


                  —Esto  es  un  laberinto  —respondió  Daniel,


           mientras caminaba sobre las palpitantes líneas que


           recorrían el suelo—, pero parece que alguien me ha



           dejado un rastro de migas de pan.


                  —¿Qué ve?


                  —Es como una colmena metálica. Está llena de


           puertas de seguridad numeradas, me imagino que


           tras  ellas  se  encontrarán  los  laboratorios  y  lo  que


           sea que tengan aquí.


                  —¿Hay algo parecido a una sala de servidores?



                  —Por  supuesto.  Sobre  una  de  las  puertas  hay


           una  flecha  que  dice:  «Descargue  aquí  todos


           nuestros secretos».


                  —No me parece el mejor momento para...


                  —Silencio  —exigió  Daniel,  y  se  detuvo  un


           instante.


                  Un  sonido  llegaba,  amortiguado,  a  través  del


           corredor. Parecía música de piano.


                  Retiró  el  seguro  de  su  pistola  y  reinició  la



           marcha con el hombro pegado a la pared. Tras un


           recodo,  el  pasillo  desembocaba  en  un  mirador


           acristalado  que  se  asomaba  sobre  un  jardín.  Se


           aproximó  al  gran  ventanal  y  observó  el


           invernadero subterráneo que se extendía a sus pies:


           estaba  poblado  de  flores  y  árboles  cultivados  a  la




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