Page 797 - Hijos del dios binario - David B Gil
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Caminaba con cautela, atento a posibles
dispositivos de vigilancia disimulados entre la
maleza o en los troncos. Pero más allá del estrés
obvio que generaba cualquier maniobra de
infiltración, había algo en aquel lugar que le
provocaba una profunda desazón. Era una
cualidad inaprehensible, algo en la atmósfera que
le resultaba familiar y amenazador a un tiempo.
—Manténgame informado de cada paso —
crepitó la voz de Denga en su oído. La espesura
impedía una señal limpia.
—Por ahora solo veo árboles, de qué quiere que
le informe.
—Se encuentra a menos de doscientos metros
del lugar, pronto lo tendrá delante.
—No recuerdo haber solicitado indicaciones
tácticas —protestó Daniel, y su interlocutor guardó
silencio.
Continuó sobre el mantillo de barro y hojas
secas, hasta que la arboleda se detuvo
abruptamente en una valla metálica. Al otro lado se
extendía un espacio asfaltado al amparo de
frondosos olmos, lo que hacía el enclave invisible
desde el aire. En el centro se erigía un único
edificio de cemento, bajo y compacto, como una
especie de búnker.
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