Page 795 - Hijos del dios binario - David B Gil
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—¿Unas instalaciones subterráneas? —
aventuró Daniel.
—Es posible —respondió el técnico—. Pero lo
más raro no es eso: el sitio parece vacío, salvo por
una impronta térmica bastante extraña.
—¿Extraña en qué sentido? —preguntó Denga.
—Está en reposo, pero libera ciento cincuenta
julios de calor por segundo y mantiene una
temperatura constante de cuarenta y tres grados
centígrados. Demasiado consumo de energía para
una persona, pero sin duda es una huella orgánica.
—Quizás tengan animales ahí dentro.
—No es ningún animal —dijo Daniel, sin
apartar la vista de la foresta.
—Si de verdad estamos sobre las instalaciones
de Fondation Samaritain, ahí abajo debería haber
un pequeño ejército —apuntó Denga—. Puede que
la señora Lagos no fuera una fuente tan fiable, al
fin y al cabo.
—No. Este es el sitio —aseveró Daniel. Y
volviéndose hacia Denga, añadió—: Entraré yo
solo.
—No veo por qué habría de permitirle tal cosa.
—Porque Inamura me prometió respuestas, y
aquí están las respuestas que busco. Ambos
sabemos que es lo único que encontraremos en este
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