Page 798 - Hijos del dios binario - David B Gil
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Avanzó  paralelo  a  la  valla,  guardándose  de


           rozarla,  hasta  que  llegó  al  ramal  asfaltado  que


           vieron  internarse  en  el  bosque  kilómetros  atrás.


           Este venía a desembocar en un portón de acceso al



           recinto  que,  sorprendentemente,  se  encontraba


           abierto de par en par. El lugar parecía deshabitado,


           o puede que «abandonado» fuera una palabra más


           adecuada,  pensó,  mientras  cruzaba  el  portón


           empuñando  la  pistola  hacia  el  suelo.  La  garita  de


           control también se hallaba vacía, así que atravesó la


           superficie  asfaltada  hasta  llegar  a  la  entrada  del



           edificio.  Sintió  un  escalofrío  al  aproximarse  al


           lugar,  apenas  había  cambiado  respecto  a  la


           fotografía, era como caminar entre fantasmas. Las


           elegantes  puertas  de  cristal,  discordantes  con  la


           sobriedad  de  la  estructura,  se  abrieron  al  detectar


           movimiento.


                  Se  disponía  a  cruzarlas  cuando  llamó  su


           atención una placa metálica atornillada al vano de


           la  entrada:  «Está  entrando  en  el  hogar  de  la



           Fondation  Samaritain.  En  este  lugar,  en  perfecta


           armonía  con  la  naturaleza,  ayudamos  a  que  la


           humanidad  alcance  un  futuro  más  brillante».


           Daniel torció el gesto y pasó al interior.


                  Parecía el vestíbulo de algún tipo de museo. A


           lo  largo  de  las  paredes  se  alineaban  tapices




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