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ARTÍCULOS La música en la obra de Mariano José de Larra
sinónimo de ciudadanía7, esa masa anó- casa y sin más dote que el barniz cultural
nima, absurda y sin criterio, manejada a proporcionado por la lectura de novelas
voluntad por intereses particulares: El sentimentales y su afición a la música:
público habla del tiempo, que no le inte- Tocaba su poco de piano y cantaba su
resa, de la ópera, que no entiende8. Tras- poco de aria de vez en cuando, porque
ladándose al teatro, Larra aspira a cono- tenía una bonita voz de contralto11. En
cer al público por su indulgencia, su semejante contexto se inscribe el retrato
gusto ilustrado y la imparcialidad en sus del “calavera de buen tono”, prototipo
apreciaciones. La decepción es absoluta: del joven elegante, perteneciente a las
En aquella misma escena los detractores clases pudientes de la sociedad:
de la Lalande arrojaron coronas a la
Tosi, y (que) los apasionados de la Tosi Ha recibido una educación esmerada; di-
despreciaron, destrozaron a la Lalande9. buja con primor y toca un instrumento;
filarmónico nato, dirige el aplauso en la
En esa sociedad corrupta, instalada en ópera, y le (sic) dirige siempre a la más
la hipocresía y la falacia, cada grupo so- graciosa o a la más sentimental; más de una
cial disfruta de esparcimientos propios: mala cantatriz le es deudora de su boga; se
pueblo bajo, los toros y el canto en la ríe de los actores españoles y acaudilla las
calle al son de las castañuelas y el pan- silbas contra el verso; sus carcajadas se
dero; clase alta, los caballos, las partidas oyen en el teatro a larga distancia; por el
de caza y, ya de noche, el teatro, donde sonido se le encuentra; reside en la luneta
tiene un elegante el desahogo inocente al principio del espectáculo, donde entra
de venir a silbar un rato la mala voz del tarde en el paso más crítico y del cual se va
bufo caricato, o a aplaudir la linda cara temprano; reconoce los palcos, donde ha-
de la“altra prima donna”10. Larra recla- bla muy alto, y rara noche se olvida de apa-
ma la educación y la cultura como pilares recer un momento por la tertulia a asestar
básicos del proyecto de renovación de su doble anteojo a la banda opuesta12.
España. De ahí deducimos su especial
interés en censurar la deficiente instruc- 1.2. El teatro en el pensamiento
ción recibida por los jóvenes de su tiem- de Larra
po, la incultura de la juventud aristocrá-
tica, su existencia huera y anodina, su Dentro del modelo de sociedad ideal
vida de molicie y despreocupación. En que preconizara Larra, juega un papel
“El casarse pronto y mal”, Larra incidirá relevante la función pedagógica conce-
en la educación fragmentaria de una se- dida al teatro, ya musical o declamado.
ñorita casadera, incapaz de gobernar una A juicio del escritor, el teatro constituía
7. Fernández Torres, Alberto: “Larra y el público: Reflexiones sobre una obsesión”, en ADE teatro: Revista
de la Asociación de Directores de Escena de España, núm. 127, 2009, pág. 162.
8. Larra, Mariano José de: “¿Quién es el público y dónde se le encuentra?”, en op. cit., pág. 167.
9. Ibíd., pág. 169.
10. Larra, Mariano José de: “La fonda nueva”, en Ibíd., pág. 432.
11. Larra, Mariano José de: “El casarse pronto y mal”, en Ibíd., pág. 224.
12. Larra, Mariano José de: “Los calaveras (artículo segundo)”, en Ibíd., págs. 793 y 794.
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