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Música y Educación Núm. 90 Año XXV, 2 Junio 2012
Debemos, así, interpretarlas como un y, como resultado de ello, los gustos mu-
instrumento a disposición del escritor sicales en boga y su evolución a través del
con vistas a promover la instrucción del tiempo. Por otro lado, las opiniones de
público y formarlo en el buen gusto me- Larra, en virtud del valor que encierran
diante criterios fundados en la razón, el como testimonio personal, reflejarán su
espíritu crítico y el conocimiento. Con particular concepción del espectáculo
ello pretendía, básicamente, encauzar las operístico, sus intereses estéticos y los
inquietudes musicales del aficionado fi- elementos, musicales y dramáticos, a que
larmónico y depurar sus gustos, propor- el madrileño otorgaba mayor peso en toda
cionándole los elementos de juicio nece- representación.
sarios para valorar de forma adecuada
una obra musical. 2.1. Rasgos estilísticos
Larra o, preferiblemente, Fígaro, se aso- Sin caer en generalizaciones, las cró-
ma por vez primera al teatro lírico coinci- nicas artísticas de Larra presentan, por
diendo con el lento pero paulatino ocaso lo común, un plan formal definido, con
del rossinismo y la entrada en juego de características bastante homogéneas.
dos estrellas ascendentes en el firmamen- Cabe hablar, a grandes rasgos, de artícu-
to musical: Vincenzo Bellini y Gaetano los extensos, salpicados de observacio-
Donizetti, cuyas óperas acabarían mono- nes y comentarios de toda índole, no
polizando la escena española a lo largo de exentos de sutil ironía y aun mordacidad.
la década de 1830. Se entiende, por tanto, Un procedimiento usual estriba en la
que el grueso de los trabajos de Larra va- alusión a cuestiones candentes de la ac-
ya dedicado, salvo las reseñas de La Ce- tualidad política española, vinculando
nerentola y Otello, ambas de Rossini, a su contenido al asunto musical que se
los dos compositores precedentes. Gra- discute. En estos casos, el objetivo de
cias a la información que transmite Fíga- Larra parece evidente: censurar la inac-
ro nos es permitido conocer, dentro de los ción de un gobierno, sea cual fuere su
límites de extensión de un artículo perio- orientación ideológica, reacio a acome-
dístico, los estrenos y reposiciones veri- ter las reformas político-sociales que el
ficados en los dos coliseos de la ciudad, país demandaba. La orquesta estuvo tan
el Teatro de la Cruz y el Teatro del Prínci- discorde y llena de contradicciones, co-
pe, junto con el éxito o fracaso de las di- mo nuestra legislación, afirmaba nues-
versas funciones; la nómina de cantantes tro musicógrafo a propósito de la repre-
que cosecharon más aplausos y comenta- sentación de Ana Bolena, de Donizetti21.
rios elogiosos por parte de la crítica espe- En otra ocasión, evocando la Década
cializada: Henriette Méric-Lalande, Al- Ominosa, Larra señalaría: ¿Qué pode-
merinda Manzocchi, Giuditta Grisi, An- mos decir de la Norma? Es tan bella, tan
tonia Campos, Francisco Salas, y otros; oportuna (…), que nos pareció una
amén de la recepción de títulos y autores
21. Larra, Mariano José de: “Representación de Ana Bolena, ópera en dos actos, del maestro Donizetti”,
en op. cit., pág. 596.
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