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Música y Educación Núm. 90 Año XXV, 2 Junio 2012

tierna, marcada por el sello inconfundi- Giuditta Grisi
ble del sentimiento y la expresividad.
Del análisis de ambos, Larra se decanta cuenta escuetamente del desarrollo de
en favor del autor de Norma. Donizetti, tales actos, sin renunciar, empero, a emi-
en su opinión, tendía más a agradar el tir su valoración personal. La propia sin-
oído que a emocionar; no logra armoni- gularidad de un baile obligó a Larra a
zar drama y música; ignora las pasiones articular su discurso alrededor de cues-
del corazón; y no pocas veces se aban- tiones, en apariencia accesorias, como la
donaba al caudal inagotable de su inspi- venta de billetes, la extracción social de
ración en detrimento del sentido del la concurrencia, la novedad de los trajes,
texto. Si de preferencias canoras habla- el alumbrado del salón, el ambigú, el
mos, Larra rechazará la predilección del servicio de guardarropa, o las salas de
público madrileño por las voces poten- juego y de fumar.
tes, aconsejando a los cantantes la adqui-
sición del gusto y la inteligencia necesa- Del baile en sí o la música ejecutada,
rios para modular la voz de acuerdo con apenas nada, salvo alguna cita puntual
el carácter de cada escena. En tal sentido, respecto al desempeño de la orquesta. En
la mezzosoprano Giuditta Grisi, a quien el ámbito específico del concierto, don-
Larra, a juzgar por sus encomiásticos de conviven en un mismo programa pie-
comentarios, profesaba casi veneración, zas vocales operísticas y de naturaleza
encarnaría plenamente estos ideales: La instrumental, Larra se limita a esbozar
señora Grisi es la expresión misma, es el su impresión general, sin ahondar en de-
amor desesperado, es el entusiasmo fre- talles, con indicación de los cantantes y
nético del músico y del poeta29. títulos interpretados, y la acogida por
parte del auditorio.
No se agotan en la ópera las colabora-
ciones de Larra en distintas publicacio-
nes madrileñas. Simultáneamente, hubo
de cubrir otros sucesos artísticos, como
funciones teatrales extraordinarias, bai-
les de máscaras o conciertos cuaresma-
les, junto con la reseña de avances en la
programación teatral y toda clase de in-
formación relativa a la formalización de
contratos con celebridades del mundo
lírico. Es aquí donde hallamos al Larra
más prosaico, entregado a la tarea ruti-
naria de cronista de sociedad, dando

29. Larra, Mariano José de: “Primera representación de Parisina, tragedia lírica en tres actos, del maestro
Donizetti. Salida del Señor Ojeda Manti”, en Ibíd., pág. 640.

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