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ARTÍCULOS La música en la obra de Mariano José de Larra

    épocas distintas, encarnaron un mismo        2.3. Gustos estéticos de Larra
    personaje. Quedaría por esclarecer, a la
    luz de estos datos, si la notable cultura      Desde sus primeros artículos consa-
    musical que acredita Larra podría ex-        grados al género operístico, Larra no
    plicarse como fruto de su propio apren-      muestra reparos en confesar sus intere-
    dizaje o acaso proveniente de algún tipo     ses en materia musical. La finalidad de
    de fuente –ignoramos cuál– donde acu-        la música es, según éste, conmover el
    día el periodista para documentarse.         corazón de los oyentes y excitar el entu-
                                                 siasmo28. Juzgada la ópera como la más
      Un nuevo contrasentido se revela en        alta expresión del arte del canto, el libre-
    Larra a consecuencia de su actitud am-       to cobra un valor secundario y, por ende,
    bivalente hacia la ópera. De un lado, ya     marginal. De ahí se desprende que en el
    lo indicamos, fustiga este género atribu-    teatro lírico cualquier elemento deba
    yéndole la ruina del arte dramático espa-    forzosamente sacrificarse en orden a fa-
    ñol; de otro, y en evidente contradicción,   cilitar al compositor alguna situación
    contribuyó a su difusión desde su faceta     dramática para ser puesta en música.
    de musicógrafo. Larra, así, nada entre
    dos aguas: su afición por la música, con-      No obstante esta premisa, Larra, ape-
    vertida en oficio, y la crítica más acerada  lando a su condición de dramaturgo y
    a la ópera, que vino a ser la víbora de la   traductor de dramas, prestará en sus cró-
    fábula, y una verdadera yedra que se         nicas particular atención a la verosimili-
    abrazaba al teatro nacional para aho-        tud de la acción y la credibilidad en la
    garle27. Obviamente, Larra, pese a los       caracterización psicológica de los perso-
    recelos suscitados, no podía sustraerse      najes. En lo que al estilo compositivo se
    al éxito de una manifestación artística      refiere, Larra sentía admiración por
    que hacía las delicias del público meló-     Rossini en virtud de su reputación ya
    mano en Europa. Además, la ópera –ita-       consolidada, mientras no escatimará
    liana, por supuesto–, un producto impor-     elogios a Meyerbeer, al que conceptúa
    tado del exterior, simbolizaba en cierta     como uno de los músicos más sobresa-
    medida la modernidad que el escritor         lientes de Europa. Muy jugosas resultan
    anhelaba para España frente al descrédi-     las apreciaciones acerca de Bellini y Do-
    to del teatro nacional, trasunto de una      nizetti.
    sociedad en crisis. En el modelo ejem-
    plificado por la ópera, Larra veía la ne-      Aunque aplaude Larra en este último
    cesidad, casi mejor exigencia, de superar    la riqueza de su música y el dominio que
    ese estado de desidia e inmovilismo que      exhibe en las combinaciones armónicas,
    atenazaban al país y abrirse, definitiva-    reprueba, por el contrario, su ausencia
    mente, a la actualidad europea.              de novedad o, en otros términos, el hábi-
                                                 to de repetirse con harta frecuencia. La
                                                 música de Bellini es ligera, pero a la vez

    27. Larra, Mariano José de: “Teatros. De la separación de la ópera italiana y del teatro nacional. De la em-
    presa de ópera italiana”, en Ibíd., pág. 896.

    28. Larra, Mariano José de: “Ópera italiana. Primera representación de Gemma di Vergy, tragedia lírica del
    maestro Donizetti”, en Ibíd., pág. 1061.

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